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DEJÁTE ATRAPAR POR ESTA MÁGICA HISTORIA

La leyenda del Charro Negro

 Esta historia fue un hecho real que se distorsionó de boca en boca. Resulta que, allá por l958-60, se soltó un fuerte rumor de que por la calle Libertad, bajaba de Poniente a Oriente como a las tres de la mañana, un Charro vestido de negro en un enorme caballo del mismo color, arrastrando unas cadenas. Algunos vecinos de la mencionada calle, decidieron desvelarse y cerciorarse por sus propios ojos; estos, provistos de crucifijos, velas, agua bendita, y desde luego de un buen café de olla con su piquetito, se dispusieron a esperar cerca de una ventana. Las horas transcurrieron lentas sin novedad marcadas por el monótono tic tac de un viejo reloj de pared, se escuchaban solo los normales ladridos de los perros, el rebuznido de algún burrito a lo lejos los grillos y algunos gatos en celo que maullaban espeluznantes. De pronto, un poco después de que el antiguo reloj de la única torre de la Iglesia en ese tiempo, marcara las tres de la madrugada; los pacientes atisbadores escucharon casi imperceptible en un principio, como lejanos cascos de caballo. Poco a poco se fue esclareciendo, si en efecto, cascos de caballo se acercaban, pero también se distinguía otro sonido metálico, las Cadenas, pensaron de inmediato. Aquella extraña combinación de sonidos cada vez estaba mas cerca. Por fin, ahora pasaba exactamente por enfrente; el corazón les latía aceleradamente. Uno de ellos, el de mas valor tomó el crucifico con fuerza y decididamente abrió la ventana. La sorpresa de todos fue mayúscula, ciertamente, un jinete avanzaba sobre una enorme montura negra, pero no era el Diablo ni nada parecido; sino un lechero que montaba un “Macho” negro con varios botes lecheros de diferentes tamaños colgando de la montura, estos hacían los ruidos que la gente decía eran cadenas; el señor usaba un sombrero grande y sarape negro. Desde luego este también se sorprendió cuando abrieron la ventana tan de repente mostrándole un crucifico y aventándole agua bendita. Ya platicando y todos mas tranquilos, les dijo que el diariamente a esa hora pasaba por ahí, atravesando la población para ordeñar sus vacas, y que ya había oído que lo confundían con el Diablo pero que nunca le dio importancia. Así pues, todo se aclaró… Aunque hay quien jura que hoy en día se sigue escuchando el espeluznante sonido de cascos de caballo y algo metálico que arrastra en la madrugada, con el alarmado ladrar de los perros

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Venus Vega

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