VIVETUXPAN

El borrachito regresaba a su casa después de la media noche por la calle Fray Juan de Padilla, vivía por el barrio de El Cuervo. Media cuadra antes de llegar al cruce con Independencia, caminando por la cera izquierda; se dio cuenta que en sentido contrario por la misma banqueta, un masculino alto se aproximaba. Cuando estuvo más cerca, lo observo a detalle con la luz de un foco afuera de una casa.

Era un señor de tez blanca de mediana edad, con pantalón y camisa blanca de manga larga, bien peinado, tenía un porte de cierta elegancia que denotaba ser gente de dinero. El desvelado por andar en la copa, al ser muy joven, se orilló para darle el paso al tiempo que le dijo.

_Buenas noches señor_

No le contesto para nada. Se encogió de hombros y siguió su camino. Pero, había dado diez o quince pasos, cuando sintió claramente que alguien venía detrás de él. Volteo intrigado y se llevó el susto de su vida.

El altivo hombre de blanco, lo tenía como a cinco metros pero, había aumentado de tamaño descomunalmente, a una estatura como de tres metros aproximadamente. Siendo joven corrió lo más rápido que pudo por la solitaria calle, dándose cuenta de soslayo que el enorme ser lo perseguía, cuando llego jadeante a la esquina del cuervo, afortunadamente ya no lo seguía.

Este fantasma frecuentemente fue visto, en las décadas de los cincuentas y sesentas del siglo pasado, cuando en las esquinas de Independencia y Fray Juan de Padilla estaba el hotel Chacón.

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AUTOR: JOSÉ SILVA VÁZQUEZ.