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DEJÁTE ATRAPAR POR ESTA MÁGICA HISTORIA

La leyenda del tren fantasma

l joven Tuxpanense llego muy a tiempo a la estación del ferrocarril para abordar el servicio nocturno de pasaje Guadalajara __ Manzanillo, que por lo general pasaba cerca de las 2 de la madrugada. Su propósito era estar muy temprano en la hermosa playa de Cuyutlàn Colima. Sus acostumbrados amigos que con frecuencia efectuaban este agradable viaje juntos, de última hora no pudieron o no quisieron acompañarlo; no importaba, allá ellos, pero él no se perdería el placer de almorzar un delicioso pescado dorado y disfrutar de las grandes olas toda la mañana y hasta después del mediodía, regresaría como otras veces en el horario de las 3 PM.A las 7 de la tarde _ noche ya estaría en Tuxpan nuevamente.

Llego a la 1.15 AM al mal alumbrado lugar que lucía tétrico, no había nadie más a pesar de ser Domingo; trato de ignorar eso, el silencio era casi total, solo se escuchaban el ladrido de los perros a lo lejos y algunas lechuzas en los cercanos árboles, también los monótonos grillos. Se sentó en una de las viejas bancas de madera poniendo su maleta en el suelo, dio un bostezo y trato de relajarse.

Al poco rato escucho lejano, el silbido del tren que se acercaba por el lado del Salatòn (Enorme y legendario árbol) su reloj marcaba la 1.30 PM _Viene adelantado_ pensó en voz alta. Cada vez estaba más cerca, hasta que observo el potente faro de luz y escucho el estridente ruido de un tren como nunca lo había oído antes; cuando la enorme mole de acero entro lentamente a la estación, no lo podía creer, era una maquina anticuada que emitía una gran columna de humo, con lumbre y chispas en las ruedas por la enorme fuerza del frenado, como las de principios del siglo XX que funcionaban con carbón.

Los vagones con las luces encendida interiormente, quedaron frente a él; al observar quedo estupefacto, atónito, los pasajeros, mujeres y hombres, vestían elegantemente pero, como en el siglo XlX, las damas con amplios vestidos y finos sombreros; los caballeros, con trajes de pico, enormes solapas y sombreros de copa. De pronto, su asombro fue mayúsculo, en el primer asiento, del lado de la ventanilla, si, hasta se restregó lo ojos incrédulo, estaba muy sonriente, ni más ni menos que Don Porfirio Díaz, Presidente de México por más de 30 años; vestía impecable un traje militar lleno de medallas, a su lado, alguien que seguramente era el Gobernador, frente a ellos, dos militares de alto rango también con muchas medallas, los asientos cercanos al Presidente los ocupaban oficiales de elite por sus insignias, los siguientes tres vagones iban llenos de soldados y oficiales menores. _Ya se_ pensó para tranquilizarse _Son actores de una compañía de teatro, y van a Colima para una obra_ Entonces se fijó que los siguientes vagones, iban vacíos. Decididamente avanzo hacia el más próximo, ya arriba pagaría su boleto.

El tren comenzó a avanzar cuando el garrotero grito a todo pulmón _¡Vaaamonooos!_ dando un pitido se movió lentamente aumentado poco a poco la velocidad, el entusiasta joven tuvo que correr un poco, brincando con agilidad para alcanzar el segundo escalón de la puerta. Pero se fue de bruces ante lo que no era materia, quedo boca arriba a la mitad de los rieles, viendo horrorizado que desde abajo el tren fantasma se transparentaba pasándole por encima el resto de los vagones. Cuando por fin pudo hacerlo, se puso de pie con lentitud tratando de guardar la calma, el ferrocarril que parecía sacado de un museo se alejaba con pitidos melancólicos, así le parecieron; su mente trabajaba aceleradamente para encontrar una explicación lógica y no entrar en pánico. Se acordó entonces de una teoría de Albert Einstein. El tiempo es relativo, gira en una especie de aro elíptico, conllevando el pasado, presente y futuro, incluso desde antes del Big Bang que expandió uno de los miles de millones de Universos reciclados, es una Hipótesis que cada día cobra más fuerza. El pasado se vuelve presente y el presente futuro, solo hay que estar casualmente, en el lugar adecuado y en el momento preciso. Con este pensamiento se tranquilizó.

Un poco después, ahora si paso el tren normal, tomo asiento en un vagón ocupado casi totalmente de paseantes hacia las hermosas playas de Colima. Se acordó que algunos ancianos platicaban que a Don Porfirio Díaz, le gustaba viajar de cuando en cuando, de Guadalajara a Colima, una ruta que el mismo había inaugurado en Febrero de 1908. Iba tan absorto en sus pensamientos, que no escuchaba al cobrador que le decía __Su boleto joven, su boleto__

AUTOR: José Silva Vázquez

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